28 abril, 2012

Copia de una noche sin sueño

“La Ermita de la Transfiguración, un puñado de pequeñas construcciones y dos iglesias, está situada en el centro del bosque. Se la descubre por una casualidad, escondida entre los pinos, casi de repente. En ella ni monasterio de altos muros ni cúpulas que apunten hacia el cielo. Es que la ermita se acurruca en el corazón del bosque salvaje, lejos de la curiosidad de los hombres y esto, desde lejos, produce en el alma un eco intreror y meditativo. Hay también una iglesia: el Monasterio tiene dos.Mi corazón me lleva a la más pequeña, toda de madera. Irradia desde dentro como una perla. En este templo no se puede rezar el oficio sino en tono muy suave, el más imperceptible para nio asustar a los ángeles. Esta es la iglesia de San Juan Clímaco, el autor de la “Escala santa”. Una vez más me dí cuenta de que no he comprendido nada de la vida de oración y que no he progresado nada en ella. Con un cierto sentimiento de seguridad entré en la iglesia, como para una visita a un antiguo amigo y.. vuelvo vencida, avergonzada. ¡Si supieras que representa un oficio en la Ermita de la Transfiguración¡ Quisiera uno morir, deshacerse en esta oración. Aquí se ofrece otro mundo en toda su realidad desbordante y luminosa. Seguramente en los oídos de un hombre de este mundo el oficio puede producir una impresión extraña: las voces débiles y delicadas dee las monjas, desposeídas de toda elocuencia, de toda expresividad, privadas incluso de todo medio de expresión extrerna. Pedí a las monjas que me dieran algún trabajo. Y el Señor me ha hecho este regalo – y no de los menores – el de adornar con flores la casa del Señor para, despuérs sofocada por la emoción, quitar el polvo de los iconos ( quitaba ese polvo a fuerza dee lágrimas y de besos). Por primera vez había comprendido el universo de los objetos sagrados, yo que anters no respetaba nada en el mundo. Aquí debo obedecer a la madre Afanasia…” (“Nosotros soviéticos conversos” Tatiana Goritchéva)