“La Lloma” 2012
Un año más he tenido la suerte de pasar tres días en “La lloma” haciendo un curso de retiro espiritual. Creo que las veintiuna mujeres, de todas las edades , que lo hemos hecho, hemos salido conmovidas y queriendo querer más al Señor, con obras. Como siempre, los ratos libres he procurado leer “de gorra” los buenos libros que allí había.
Lo que ahora transcribo, de “Amor y autoestima”, de Michel Esparza. Ed. por Palabra versa sobre la mentira:
“A veces pienso – dice la protagonista de una novela de Carmen Martín Gaite – que se miente por la incapacidad de pedir a gritos a los demás que te acepten como eres. Cuando te resistes a confesar el desamparo de tu vida, ya te estás disfrazando de otra cosa, le cojes el tranquillo al invento y de ahí en adelante es el puro extravío, no parar de dar tumbos con la careta puesta, alejándote del camino que podría llevarte a saber quien eres (..). Cada vez me doy más cuenta, sed dec aprecio o como lo quieras llamar.” La careta de la mentira solo desaparece ante quien nos quiere de verdad. Solo entonces nos comportamos de un modo espontáneo. Sin duda si conociéramos a fondo el amor de Dios desde nuestra infancia, y viviéramos de continuo en su presencia, no haríamios tanta comedia a lo largo de nuestra vida.”
Y yo me digo: cuando miente con frecuencia un hijo nuestro o un nieto, ¿no deberíamos preguntarnos por la calidad de nuestro cariño por él? Los padres debemos siempre querer, sin cálculos, a fondo perdido. Sin que ese cariño nuestro deba ser comprado, o mantenido, por la falsedad del sujeto al que queremos, que como nos quiere a su vez está temeroso de no responder con su carácter a nuestras espectativas.
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