12 marzo, 2012

“La Lloma” 2012

Un año más he tenido la suerte de pasar tres días en “La lloma” haciendo un curso de retiro espiritual. Creo que las veintiuna mujeres, de todas las edades , que lo hemos hecho, hemos salido conmovidas y queriendo querer más al Señor, con obras. Como siempre, los ratos libres he procurado leer “de gorra” los buenos libros que allí había.

Lo que ahora transcribo, de “Amor y autoestima”, de Michel Esparza. Ed. por Palabra versa sobre la mentira:

“A veces pienso – dice la protagonista de una novela de Carmen Martín Gaite – que se miente por la incapacidad de pedir a gritos a los demás que te acepten como eres. Cuando te resistes a confesar el desamparo de tu vida, ya te estás disfrazando de otra cosa, le cojes el tranquillo al invento y de ahí en adelante es el puro extravío, no parar de dar tumbos con la careta puesta, alejándote del camino que podría llevarte a saber quien eres (..). Cada vez me doy más cuenta, sed dec aprecio o como lo quieras llamar.” La careta de la mentira solo desaparece ante quien nos quiere de verdad. Solo entonces nos comportamos de un modo espontáneo. Sin duda si conociéramos a fondo el amor de Dios desde nuestra infancia, y viviéramos de continuo en su presencia, no haríamios tanta comedia a lo largo de nuestra vida.”

Y yo me digo: cuando miente con frecuencia un hijo nuestro o un nieto, ¿no deberíamos preguntarnos por la calidad de nuestro cariño por él? Los padres debemos siempre querer, sin cálculos, a fondo perdido. Sin que ese cariño nuestro deba ser comprado, o mantenido, por la falsedad del sujeto al que queremos, que como nos quiere a su vez está temeroso de no responder con su carácter a nuestras espectativas.