7 octubre de 2011
Ayer, fiesta de Ntrª Srª del Rosario, pasé un día estupendo. Consignarlo aquí, es una manera de agradecerlo. Iré por sus pasos: de mañana, felicité a tres Charos que conozco. A una, no la veo nunca: sus obligaciones familiartes, su dedicación a los ciegos… Alguien me dirá: “¿y para qué quieres verla? Parece que tiene la vida bién montada..” A lo que arguyo: “no del todo, porque ella se declara agnóstica y a mí eso me da mucha pena: la vida sin sentirse amado por Dios es muy dura” Por otro lado sé, que habiendo sido bautizada y educada de niña por las benditas monjas teresianas, fe tiene, lo que hace falta es desenterrarla y sé también la solución para que, con la gracia de Dios, ésta salga a flote. Y si alguno me dice que sé demasiado, le diré que así es.
Fui a misa a Guadalaviar, el colegio de mis nietas, y tuve la suerte de ver a mi nieta Carla, que dejando la fila, me dio un gran abrazo. Carla es una morenita muy graciosa de cuatro años. Llevaba, pintada en la frente una media luna – recuerdo de la conquista de Valencia - con ese color de cara tenía que hacer de mora, y su amiga Celia que llevaba en la frente una cruz y me dijo con orgullo: “¡ yo soy cristiana¡.”
Comieron en casa mis hijos, entre ellos Juan y su mujer. A éstos, les venía bién, porque mi casa está cerca del Colegio de “ El Pilar”, y a las cuatro de la tarde, salía su hijo Álvaro de cuatro años. disfrazado, en la lucha de moros y cristianos y querían ir a verlo. Uno de ellos, no se si para picarme, elogió la media luna. Les dije, que no recordé ya que su generación, sabe poca historia, y la que sigue todavía menos, que el 7 de octubre era el aniversario de la batalla de Lepanto donde la flota cristiana, con la cruz en las velas, al mando de D.Juan de Austria ganó la batalla contra la media luna que enarbolaban los turcos. Allí Cervantes perdió su brazo izquierdo, en las naves cristianas se rezaba el rosario
La mesa donde comimos, es la de mis abuelos, por lo menos tres generacionel han comido en ella. A su alrededor se han rezado muchos, muchos rosarios. Quizá por eso se está tan bién en el salón comedor de mi casa.
Cuando fuímos a ver a Álvaro: ¡ iba de cristiano¡. Con su yelmo, capa , espada y la cruz roja al pecho. Al acabar el acto, antes de recogerlo, fuimos a ver las orlas en la que están sus dos abuelos paternos y la otra en la que está su padre
Lo dejo aquí. La tarde también fué bonita
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