30 abril, 2011

Ayuda a tu hermano

No estoy segura de que no copiara estas hermosas letras de Juan Pablo II, en cualquier caso, hacerlo ahora me servirán: se me quedarán en la cabeza.

“ ¡Cuántas veces las tinieblas de la soledad, que oprimen a un alma, pueden ser desgarradas por el rayo luminoso de una sonrisa o de una palabra amable¡
Una palabra buena se dice pronto; sin embargob a veces se nos hace difícil pronunciarla. Nos detiene el cansancio, nos distraen las preocupaciones, nos frena un sentimiento de frialdad o de indiferencia egoísta. Asíu sucede que pasamos al lado de personas a las cuales aún conociéndolas, apenas les miramos el rostro y no nos damos cuenta de lo que frecuentemente están sufriendo por esa sutil, agotadora pena, que proviene de sentirse ignoradas. Bastaría una palabra cordial, un gesto afectuoso e inmediatamente algo se despertaría en ellas: una señal de atención y de cortesía puede ser una ráfaga de aire fresco en lo cerrado de una existencia, oprimida por la tristeza y el desaliento.”

(“Juan PabloII, Orar”. Ed. Planeta Testimonio)

El libro del que están sacadas y del que hago mención es sencillamente precioso.