01 septiembre, 2010

La vida y su frenesí

Esto es lo que se llama voluntad de escribir, porque la verdad es que tiempo no tengo. Aunque en honor a la verdad, diré que ayer perdí un tiempo precioso en la velada de la noche. “España y yo somos así, señora”
Mañana vienen a pulirme el terrazo, Supongo que luego esto parecerá Versalles pero de momento hay que quitar trastos de en medio y ¡cuidado que hay tyrastos en una casa.. ¡ Hoy no debería haber hecho comida para mi gente pero ¿Qué voy a hacer yo sin mi gente? Pasa como con los exámenes: uno bamba hasta que se ve el toro encima. En fin…, que me gusta vivir intensamente.

Tengo un libro nuevo que leo con gusto. Santa Teresa decía que ella – cuando era joven - si no tenía un libro nuevo, no tenía contento. ¡Cómo la comprendo¡ El libro es “Retrato de una familia turca” de Irfan Orga. Me lo ha dejado quien m e dejó “Diario de la felicidad”de grata memoria y del que daré algún rep
Me alegran los comentarios de “filósofo”. Redondean y abren horizonte.

Ayer, que estaba de un cierto mal café, le propuse a mi nieto Alejandro, al que no había visto desde el mes de julio: “ Si quieres nos vamos a confesar que es algo estupendo y luego te invito a un helado”. Aceptó. Ya en la callé con un calor de justicia a las seis de la tarde, me dice: “yo me confesé ayer”. Le contestó: y por qué has dicho que sí. “Por acompañarte”. Sonreí recordando que, aproximadamente de esa edad, mi hijo Juan también se prestó a acompañarme. Entonces, pedí yo la compañía a uno de mis cuatro hijos y él, que siempre ha sido un lince, se dió perfecta cuenta que, o me acompañaba, o no iba.

La confesión como en otras ocasiones, me puso las pilas.