19 agosto, 2010

”Dos fragmentos de “El Diario de la felicidad”

N. Steinhard, quería ser bautizado en la cárcel si tenía esa posibilidad. Sabido esto:

“Los milagros existen. Dios trabaja siempre. Los presagios de N.P. se cumplen enseguida. Apenas cesa la ráfaga de trompetas, mi benevolente amigo se presenta : es un cura-monje ortodoxo. Cerca de él se levantan otros dos fantasmas, uno corpùlento y pesa otro esbelto y joven: son dos curas greco “ “- católicos.
Y sé, después de acabar el tumulto que se produce en la celda al acabar la “diana”, cuando un mar de calvas llena el espacio y cuando delante del cubo tapado, ya se ha formado una cola como de cometa, se que estoy en las manos de Dios vivo.”


“H.G.Wells: existen dos grandes fuerzas: el miedo y la aristocracia. Ahora lo entiendo. Hay que vencer el miedo. En el mundo solo hay una cosa. Simplemente una: el valor. Y el secreto consiste en portarse de manera aristocrática. Solamente la gentileza, la serenidad, las buenas maneras tienen sentido.
Empiezo a darme cuenta de que solo el carácter importa. Las convicciones políticas, las opiniones filosóficas, el origen social, las creencias religiosas, no son más que accidentes. Tras los filtros producidos por los años de cárcel – o de vida -, tras el desgaste y el cansancio, solo queda el carácter: esqueleto, código, modelo eléctrico.”

Comentario a éste último párrafo:

Creo que al final lo que queda en nosotros es el resultado de esa pequeña pero constante – si somos sabios - lucha que mantenemos con nosotros mismos: “yo estoy en paz con nosotros y en guerra con mis entrañas” por acepar la realidad, la vida como es, no la realidad virtual –en la que el demonio, padre de la mentira no tiene una parte pequeña.Dios, que es Padre, cuenta con esa lucha para poder decirnos al final de la vida: “muy bien siervo bueno y fiel…”