¿Hay algo mejor que una vida?
En un libro de Jesús Aguado, encontré algunas ideas felices sobre la maternidad, que bien vale la pena divulgar dado los tiempos que corren. Las escribió a raíz del nacimiento de su hija Ada. Me gustaron tanto por si mismas y como por leerlas cerca del triste día 5 de julio, en el que se promulgó la bochornosa nueva ley del aborto. Oigámosle: “Dar a luz es una hermosa expresión para definir un hecho que es, en efecto, solar, brillante, un foco que barre las tinieblas del camino o un fuego que calienta en lo más crudo del invierno: traer un ser vivo al mundo es iluminarlo con una chispa inextinguible ”. Traer al mundo una vida – colaborando así con el poder creador de Dios - y darle a ese niño o niña que nace un sentido de su valor y de su dignidad, es salgo grandioso. Por la nueva vida que nace y por todo el arrojo y la abnegación que hay que poner en juego para sacarla adelante. Permítaseme decir que, humanamente, una mujer se hace siendo madre y se queda sin hacer si no lo es. Entiendo la maternidad no solo en sentido biológico. Y dice continúa diciendo Jesús Aguado: “Cada hora del mundo mujeres de todas las razas se confabulan sin conocerse para detener la historia en un último esfuerzo, en un empuje final que desemboca en el llanto del bebe recién nacido, esa criatura que se alimenta de tiempo – de relojes de cuco, de las mareas de aves migratorias – y que al hacerlo lo purifica.”. Y es que, como dijo Tagore: “Cada niño que nace significa que Dios aún espera del hombre.”.
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