25 enero, 2010

Con mis palabras

Cuenta Jacques Philippe, en “Llamados a la vida”, que en una ocasión en que él predicaba unos ejercicios espirituales, fue a verle una joven que le dijo: “Padre: todo en mi vida va mal, es una auténtica catástrofe”. La escuchó atentamente, algo esencial ante una persona que sufre. Su prometido la había abandonado, no encontraba trabajo, tenía problemas familiares, malas relaciones con su padre, etc. Él se dijo : “Dios mío ¿cómio podr´ñe ayudarla?” y se sintió terriblemente pobre. La gracia de Dios le ayudó: lo más importante era que aceptara perdonar a su padre. En cuanto a las otras dificultades ( trabajo, vida afectiva…) evidentemente no había una solución inmediata, era preciso poner las cosas en manos del Señor. La llamada de Dios ( todos los acontecimientos de nuestra vida lo son ) era clara: “Perdona a tu padre, y en lo que se refiere al resto confía en mí”. Rezaron juntos, la joven se confesó de sus resentimientos y tuvo el valor de decidirse a perdonar y a poner en manos de Dios los otros aspectos de su vida. “Se marchó tranquila y contenta: había comprendido la opción que tenía que plantearse hoy. Volvía a ser la protagonista de su vida y, al propio tiempo recuperaba la confianza en Dios y en ella misma. Después de su marcha pensé que entonces muy biñen podría decir: “¡Todo va bien en mi vida¡”. Es decir exactamente lo contrario que afirmaba una hora antes” y continúa diciendo el autor: “En efecto, si se lo que tengo que hacer hoy, si me decido en ese sentido y abandono el mañana en manos de la Providencia divina, todo está bien. ¿Qué más puedo hacer?. Incluso si me quedan una gran cantidad de problemas por resolver, hoy he dado el paso que tenía que dar. Mañana daré otro. A cada día le basta su propio afán”.

¿A qué es bonito?. Cómo me gustaría que alguna amiga mía comprendiera que una buena dirección espiritual, tranquiliza, nos hacer crecer y recuperar la alegría. No exime de nuestra responsabilidad. Nos pone frente a ella. “Pobre del varón que está solo, si cae: no tendrá quien le levante”