22 enero, 2010

Gracias paisano ¡

Gracias paisano ¡

Hoy 22 de enero es San Vicente Mártir. Pese al paisanaje – el nació en Huesca y , yo en Zaragoza -, no figuraba entre mis amigos celestiales. No será así en lo sucesivo. Explicaré la razón.

Por ser el Patrón de Valencia, hoy es festivo: todo el comercio cerrado, y la “desolación” consiguiente ( apaña mucho el día poder bajar a Mercadona a comprar un cartón de leche) No me esperaba un día con “lucecita”, porque mis hijos emigraban y no había podido quedar con nadie, en parte porque a noche estuve, sin pretenderlo, tres cuartos de hora hablando por teléfono con Vicente, un amigo de la infancia marido de una amiga mía a la que llamaba, para saber si Vicente, era de San Vicente Ferrer o de San Vicente Mártir. Cogió él el teléfono, a lo que siguieron estas palabras: yo digo: “¿Vicente?” y él responde: “igualmente”. Lo hace siempre. Ayer, en lugar de pasármela, sin más, tenía ganas de hablar de religión. Le dejé hacerlo. Luego me permitió a mí decir algo. En “un cierto momento”, como diría mi amiga Santina, Pina, su mujer, cogió otro teléfono e intervino en la conversación. Platicamos los tres “la már” de bien. ¡Viva la tarifa plana¡

Esta mañana, cuando aún estaba en bata y a mitad desayunar, aparece sin que la esperara: no habíamos quedado en firme, la asistenta nueva. Lo que cualquier lectora de mi edad sabrá que es siempre una tensión añadida. Gracias a Dios, he encajado la situación y Paola, que así se llama, una boliviana guapa, pequeñita, de tez morena y ojos negros de largas pestañas, me ha caído bien, lo cual no es moco de pavo, y me ha dejado la casa limpita.

Después de comer aparece mi hija Fe – trabaja fuera de cruces – y no tenía fiesta y cuando se iba, ante la tarde sola en casa, he tenido la feliz idea de irme con ella y que me dejara en la Plaza de la Reina. Cuando estaba rezando el rosario en “La Puridad” – las Hijas de Clara – me llama al móvil mi hijo mayor que se va a Florencia mañana - y me invita a un café y a pasar por la “cárcel” donde estuvo San Vicente, que no la conocía. Total: un buen día, que no había programado yo.

Mi hijo mayor, vaya usted a saber por qué, conoce la historia de San Vicente, y los lugares emblemáticos del itinerario del santo hasta el lugar de su martirio. Dato este que no pienso olvidar. Cada cual tiene sus amigos.

Por cierto que Valencia debe mucho a Aragón:
Un aragonés, el Diacono Vicente es martirizado aquí y riega estas tierras con su sangre, en el siglo IV. y otro aragonés, el Rey Jaime I entra en Valencia, y liberándola de los moros, en el siglo XIII. Y en el siglo XX otro aragonés San Josemaría Escrivá, viene a Valencia sembrar aquí el evangelio, Los dos santos: de Huesca.