28 enero, 2010

28 de enero de 1972

Ese día escribí la carta más importante de mi vida: en ella pedía a San Josemaría, entonces Monseñor Escrivá de Balaguer, mi admisión en el Opus Dei, como Supernumeraría. Había conocido la Obra de universitaria y cuando pedí la admisión tenía ya tres hijos.. Dios tiene paciencia con el personal. Agradezco al Señor y a quienes me ayudaron, haber podido haber dado ese paso. Copio de “Es Cristo que pasa” unas palabras de San Josemaría que vienen al caso:

“Cuando Dios Nuestro Señor concede a los hombres su gracia, cuando les llama con una vocación específica, es como si les tendiera una mano, una mano paterna llena de fortaleza, repleta sobre todo de amor porque nos busca uno a uno, como hijas e hijos suyos, y porque conoce nuestra debilidad. Espera el Señor que hagamos el esfuerzo de coger su mano, esa mano que Él nos acerca: Dios nos pide un esfuerzo, prueba de nuestra libertad. Y para saber llevarlo a cabo hemos de ser humildes, hemos de sentirnos hijos pequeños y amar la obediencia bendita con la que respondemos a la bendita paternidad de Dios.”

Este párrafo lo tenía subrayado de cuando me compré el libro en el 73. Que lejos estaba yo de pensar que lo copiaría hoy para el mundo mundial.

Hoy, como entonces,el 28 de enero es la festividad de Snto Tomás de Aquino. Dominico. Desde pequeña he tenido simpatía por los padres dominicos, cuya iglesia asaltábamos de niñas al salir del Colegio, para besar los pies de la imagen del hermoso Cristo Crucificado, de gran tamaño y los pies de la Virgen de Montserrat, cuyo atractivo ( el ser morenita no ayudaba) eran la escalerilla
doradas que había que subir para hacerlo.

Mi hijo Juan ha recibido recientemente una invitación del Abad de Montserrat para participar los días 16 y 17 de abril en una jornadas bajo el título: “Neurociencia y espíritu, ¿Abiertos a la vida eterna?”. Su ponencia será: “Conciencia en continuidad. Mente y Universo en el budismo indio”

Pues todo eso.