16 diciembre, 2009

Belén vivo

El belén no se pone, y no es poco, de ahí la frase : “se montó un belén..” cuando se quiere hablar de zafarrancho: desorden generado en la vivienda por la sacada de la mesa conveniente, figuras, arpilleras, cajas que servirán de armazón, cortezas de árbol y pequeños troncos de cubiertos de líquenes, siempre se pueden encontrar en verano en las pinadas y se conservan de cine de un año a otro, ( he desterrado los corchos por decimonónicos), musgo, manzanilla seca ( también recogida en verano) que luego queda preciosa en el techo de la cueva.. la teja de barro que se rompió en la casa de campo y se guardó prudentemente, etc.. Bueno pues decía ( lo recuerdo que el párrafo ha sido largo: que no se pone y ya está. Se pone y se acompaña.

El belén, no un belén en la entrada puesto de cualquier manera para cubrir el expediente ( no se aflijan los que así lo han hecho siempre es posible la futura mejora), sino en lo mejor del cuarto de estar, en el corazón de la casa ( si, sí, ya se lo de la tele, pero bueno…), si se acompaña a lo largo de todas las navidades ( y se tiene presente en verano para la recogida de material), está vivo. Se retoca muchas veces (con cuidado, no sea que se caiga todo ): “aquí falta un poco de musgo, al ángel le tiene que dar luz.”.A mi me emociona siempre que un hijo mío de cuarenta años ( al que querría ver por la iglesia) siempre me modifica la disposición de la Sagrada Familia. Éste año me ha dicho: “Así, porque sino no se ve bien al Niño Dios “.

Se ven los pequeños fallos del belén, cuando se pone con mimo. Cuando se hace oración a su lado porque la cueva está iluminada y se está muy bién allí. Después de todo, por el bautismo, a esa familia pertenecemos.

Un consejo; para hacer oración junto al belén, nada como leer despacio los dos primeros capítulos del evangelio de San Lucas y de San Mateo.