Mis niños de la catequesis
El jueves fue la última clase de catecismo antes de las vacaciones de Navidad. Vinieron: Belén, Rosa, Laura, Joaquín, José Luis y Javier. Son niños, niños y se le meten a una en el corazón. Están a gusto conmigo en el destartalado altillo de la parroquia. Hay buena luz, mesa y sillas y espacio suficiente para que las dos catequistas que estamos, con el apretado grupo de niños alrededor, no nos molestemos la una a la otra. Nuestros niños casi se nos echan encima, les gusta estar pegados: “¿Dónde va el niño? Donde ve cariño.”, que dice el refrán.
Antes de empezar la clase estamos un par de minutos arrodillados frente al sagrario. Les he enseñado una jaculatoria que repetimos todos : “ Señor Tu lo sabes todo, Tu sabes que te amo”. La frase con que por tres veces Jesús le dejó a Pedro que borrara sus tres negaciones. Luego cada cual le dice por lo bajo algo al Señor y después rezamos todos una Avemaría para que bauticen a Álvaro, Siro, Héctor y Myriam. Myriam tiene ocho años y va a clase de Joaquín. Myriam tiene una madre que no encuentra tiempo, aunque dice que quiere, para que bauticen a su hija. Luego ya empieza la clase.
Les gusta la Historia Sagrada, como me gustaba a mí. Lo malo es que ahora hay poco tiempo para que se enteren de ella. Daniel con Ananías, Misael, y Azarías en el horno encendido..., Daniel interpretando las palabras que tres dedos escribieron en el revoco del muro cuando Baltasar rey de Babilonia celebraba un festín con sus mujeres, sus ministros y sus concubinas, bebiendo en los vasos sagrados que Nabucodonosor había robado en el templo de Jerusalén…Cuando una piensa en la gran riqueza que se pierden los niños hoy no solo espiritual sino humana sin conocer la Sagrada Escritura..
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