Caudiel
Ayer llamé por teléfono a Caudiel. Sabía que debía hacerlo, pero llevaba remoloneando un mes. Y eso que una llamada a la Madre María Asunción de la Trinidad, que me honra con su amistad y me protege con sus oraciones, es siempre estimulante. Cogió el teléfono, como siempre la hermana Gloria, que con el inalámbrico sube a veces jadeando hasta la celda de la Madre María Asunción, que con sus 94 años ya no baja al locutorio. El convento es grande y le cuesta llegar. Aunque jadee, conversa cariñosamente conmigo: “¿ Cómo están los nietos?. Yo también le pregunto: “¿A qué hora es la misa?” Sí lo sé puedo unirme a ella desde aquí. “A las cuatro y media de la tarde. Es la hora que puede el sacerdote, que viene de Jérica y trabaja mucho con el señor Obispo. A la Madre – dice – también le viene bien esa hora porque se levanta más tarde”. (la Madre María Asunción . tiene 94 años, y una cabeza estupenda ) “Ya está aquí la Madre”, dice al llegar pasándole el teléfono.
“Por cuantos caminos tienes que andar”, me dijo la Madre María Asunción, después de interesarse por mis ocupaciones, que siguen siendo muchas porque las madres, con suerte, se convierten en abuelas y no se jubilan. Me gustó la frase, tenía gracejo. Podía haberla dicho Teresa de Ávila. La Madre estaba preocupada porque tenían a una religiosa ingresada en la Fe y llevaba ya muchas operaciones. Otra carmelita estaba con ella para atenderla. Le dije que iría a verlas “Se llama Cristina Nevado y está en Trauma en el tercer pabellón habitación 303”,me dijo.
Esta mañana, hemos ido Mary Ángeles, y yo. Dos ancianitas. Una en la cama y otra en una silla a los pies, haciendo ganchillo. La de la cama, a la que hemos encontrado rezando el rosario, nos ha dicho que se llamaba Cristina Nevado Bermejo y ha puntualizado: “Eso es aquí. Mi nombre es María de Cristo Rey”. ¡Menudo nombre¡ Me han entrado ganas de contestar: ¡viva tu madre¡ Y no hubiera estado mal. Incluso tendría raíz evangélica.Yo la miraba con su pelo gris,sin toca, su sonrisa amable y su mirada firme. y la imaginé joven y ví que el nombre que ella elijió entonces,le iba ahora, como anillo al dedo.
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