06 febrero, 2008

Literatura

A mi siempre me gustó cuando Don Quijote escribe a Dulcinea: “El herido de punta de ausencia y llagado de las telas del corazón, dulcísimo Dulcinea del Toboso, vos envía la salud que el no tiene.”. Especialmente eso de “las telas del corazón”. Pues bien resulta que leyendo al profeta Oseas, y disfrutando su poesía y su ternura, encuentro: “Caeré sobre ellos como osa privada de sus cachorros, desgarraré las telas de su corazón…” (Oseas 13, 8) y también el origen de ese refrán “El que siembras vientos, cosechará tempestades”: “Pues que viento siembran, segarán tempestad: tallo que no tendrá espiga…”(Oseas 8,7).
Vivir para ver, y para sacar conclusiones.

He vuelto a coger en ensayo de Steiner sobre Tolstoy y Dostoievski. Mientras el segundo tiene un sitio en mi corazón, el bueno de Don León, como que me carga un poco y lo conozco, ¡vive Dios que ,lo conozco¡ Steiner explica maravillosamente el porqué de mis preferencias. El que Dostoievski maneje con profusión, y perfectamente ensamblados con el relato, fragmentos del Nuevo Testamento hace que su lectura sea hoy, que padecemos una incultura feroz, muy aconsejable.