¡Nos pasan tantas cosas¡
Nos pasan tantas cosas. Somos tan desvalidos y tan ambiciosos. Y ahí está Él al que necesariamente hemos de volver una y otra vez, si es que nuestra ambición merece ese nombre. Porque nada que no tenga dimensión de eternidad, aunque en sí sea efímero, contenta al hombre.
Esta mañana me he levantado cansada, cansada de la vida, o de la lucha por vivir. Se que en estos casos lo primero es rezar. Pedir fuerzas. “Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha y lo libra de sus angustias”. También funciona agarrarse al trabajo, no como trabajo en sí, guardar la ropa de verano y sacar la otra no es de suyo tarea apasionante, sino como a algo que un día nos será pagado y veremos brillar. Pensándolo o no, sigue siendo verdad el “ Mira que te mira Dios / mira que te está mirando / mira que te has de morir / mira que no sabes cuando.”•Y también lo es llamar a una amiga y hablar con ella un par de minutos. Lo suficiente para resurgir. Acabo de llamar a Amparo, de mi quinta,. Nuestra conversación ha terminado diciéndole yo: “A ver cuando aprendemos a no renegar interiormente” Se ha echado a reír.¿qué mejor que esa risa para continuar?
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