26 abril, 2007

San Marcos

No se nada de San Marcos. Su evangelio, como los de Mateo, Lucas y Juan otros tres lo he leído muchas veces a lo largo de mi vida, gracias a Dios. Pero tengo la experiencia de que en la fiesta de algún apóstol ( aunque éste no lo sea uno de los doce) yo tengo un día estupendo. Hoy no ha sido una excepción. Dicho esto, como muestra de agradecimiento y camaradería, escribo en su honor dos cosas que estos días le oí contar a Inmaculada y que desde luego son apostólicas:

La Primera de ella fue recordarme un verso de Pemán, que no nos puede venir mejor en esta “Societat de consum” que cantaba Raimond en los sesenta y que no solo venimos disfrutando sino que la sufrimos. En realidad las cosas necesarias, muchas veces son gratuitas: el aire, el sol y las nubes, por poner algún ejemplo y desde luego son pocas:

“Casa limpia en que habitar / pan blanco para comer
un Cristo para rezar / y un libro para leer”

Inmaculada ha tenido a bien escenificarlas en su casa, poniendo en un atril, sobre una mesa camilla además de un crucifijo, un libro de poemas. Inmaculada es mucha Inmaculada.

La segunda se refiere al valor de la misa (el sacrificio del calvario realizado de forma incruenta) que leyó en una hojita impresa y que firmaba un religioso del Sagrado Corazón. Resulta que una viejecita iba habitualmente a la carnicería y un día después de despachada, le dice al carnicero: “Hoy no le puedo pagar, le pagaré con la misa”. Ante el asombro de éste, ella coge su paquete y se va. El hombre, que tenía un amigo con el que departía entre clienta y clienta , le dice: “¡ya ves, me paga con la misa..” y apunta en un papel: “Me paga con la misa” y lo pone sobre ee platillo de la balanza. El platillo se va abajo. El carnicero sorprendido, coloca sobre el otro platillo un trozo de carne y el del papel con la anotación pesa más. Lo repite aumentando la cantidad de carne. Pesa mas el: “me paga con la misa”. Quien firma el relato es uno de los hijos ( los dos se hicieron sacerdotes) del señor que, hablando con el carnicero, presencio el hecho.