06 febrero, 2007

San Blas

“Lo dijo Blas: punto atrás”. Puede que sea ese modismo, locución o como se llame el responsable de que nunca me haya tomado a San Blas en serio. Pero el caso es que mis hijos no tenían colegio el 3 de febrero, día de su fiesta, y que ese día o nació o murió, es decir nació para el cielo, mi tío Gregorio padrino mío de bautismo y de boda. San Blas fue obispo y mártir y se le considera patrono de las enfermedades de garganta. En su fiesta se bendicen las tortitas de San Blas o los alimentos que uno lleve.

Mi tío Gregorio, que vivió toda su vida en la calle e Mártires 8, en Albalate del Arzobispo, fue mártir también. Mártir no cruento, que llevó hasta la ancianidad la pesada cruz del matrimonio. Cuando era joven, médico, guapo y “bien plantao”, lo pescó una viuda mayor a la que sin que le diera hijos fue siempre fiel. Cuando escribía a casa, entonces la familia escribía cartas (a casa llegaban cartas de Samper, de Albalate y de Zaragoza) él siempre escribía: “como os dice Josefina…” y se limitaba a copiar lo que había escrito su mujer educada en Las Damas Negras. Cuando murió el tío Gregorio, su hermana Rosa, mi madre, ya anciana al oír la noticia por teléfono dijo mientras colgaba: “Ay pobre¡ ahora estará en el juicio de Dios. Respecto al juicio de Dios he oído recientemente en la misa: “Vendrá
como fuego de fundidor, como lejía de lavandero”. Así que Dios nos coja confesados. A mi tío Gregorio así lo cogió.

2 Comentarios:

At 06 marzo, 2007 14:29, Anonymous Anónimo escribió...

Gracias por contarnos esta historia de tu tio Gregorio. Yo hace unos dias oi a un hombre contar el consejo de su abuelo: que no se casara enamorado!

 
At 06 marzo, 2007 14:30, Anonymous Anónimo escribió...

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