27 enero, 2007

Bautizo

Cuantas cosas pasan en un día. Hoy han bautizado a mi nieta Carla. De alguna manera este acontecimiento, por su magnitud, parece que debía colorear mi día, y sin embargo no puedo dejar de reseñar otras cosas y quizá lo primero es subrayar lo importante que es estar unidos a la gente, querernos, rezar unos por otros porque todos estamos muy necesitados de ayuda y la oración de unos por otros, además de confirmarnos de que estamos en buen camino, porque indica que queremos a los demás, es profundamente eficaz.

“La vida es aprender a amar”. No se donde he leído esa frase, pero es espléndida.

De buena mañana, he llamado a las monjas Agustinas Recoletas de Rubielos para decirles lo del bautizo y pedirles oraciones porque un miembro de mi familia está enfermo y puede ser serio, y entonces la madre Gema me ha contado que ha muerto D. Emilio. D.Emilio era sacerdote en Rubielos de Mora y harto de aguantar la cerrazón de los baturros que le había tocado pastorear ( el ser sacerdote de pueblo siempre ha sido dura prueba, pero mucho más en estos tiempos) pidió ir a misiones y ha estado unos años en Latinoamérica. Vino a octubre a España para quedarse, y ha muerto hace dos días de un cáncer. Si se va un sacerdote que venga otro, digo yo.
D. Emilio trajo una vez a casa a uno de mis hijos que hizo autostop en el desvío de la carretera de Rubielos. “¿A qué no sabes quien me ha traído?”- me dijo – “el cura”. – continuó –
D. Emilio, como algunos sacerdotes, no siempre dan con la palabra exacta para dirigirse a los fieles. A mi, cuando se enteró de que mi marido se había ido de casa, me dijo: “Ahora su esposo es el Señor”. Casi le salto al cuello. Pero con los años he aprendido muchas cosas, entre ellas que Dios no nos deja nunca.

Muchas veces, en nuestra vida, la gente pasa a veces rápido. Nos deja una frase, una actitud, un gesto. Algo que con la muerte adquiere solemnidad y peso