09 noviembre, 2006

Conspiración de silencio

He mandado esta carta al "Levante"

Isabel, que es profesora de secundaria por oposición y con toda una vida de docencia, se queja muchas veces de las lesiones continuas a la dignidad del profesor y de la desprotección en que éste se encuentra ante alumnos, padres de éstos y el propio claustro. Hay- me decía - como una conspiración de silencio sobre ese tema. A ningún Director de Centro le interesa reconocer que en él hay problemas. Y continuaba: “Si no eres de la “camarilla” en que si se protegen unos a otros, no tienes nada que hacer. Nunca abrirán expediente al alumno que te ha llamado “puta”. La escuchaba atenta y siguió: “este año estoy encantada porque he conseguido dar clase a adultos”. Casi no se lo cree. Poder explicar a Sócrates y disfrutar con ello. “Hay que salir de las clases de secundaria de vez en cuando para recuperar la propia dignidad. Han conseguido cargarse la enseñanza, hace años que estamos así, convirtiendo ésta guardería. Hay que aguantarlos hasta los dieciséis años. Los alumnos lo saben y te lo dicen. No les interesa aprender. Con tres suspensos pueden pasar de curso y como no pueden repetir más de una vez por edad, los tienes los tienes que aprobar.” Hasta aquí sus palabras. No dejemos que sean así las cosas. Que ponga remedio quien pueda, para que ser profesor de secundaria no equivalga o a una resistencia ilimitada ante faltas de respeto que llegan hasta la vejación o a la amargura que produce tener que ganarse el pan tan duramente.
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