La fachada
De la casa de la calle de Ruzafa nº 26 donde viví desde los seis años hasta que me casé, solo queda la fachada. Es una impresión fuerte contemplar, desde la acera de enfrente, el cielo a través de los barrotes de los balcones de lo que era nuestro cuarto de estar y de lo que era el despacho de mi padre. Detrás de ellos, el vacío. De toda la historia vivida en las habitaciones de esa casa espaciosa de techos altos, no queda un solo vestigio. Pero mucha está concentrada, mientras tenga memoria, en la única superviviente de toda ella. Imposible no ver, aunque no estén, la antesala donde, bajo la panoplia con la espingarda y el Avemaría con su reja de latón farolillo, se agolpaban, los días de consulta, los enfermos del Seguro Obligatorio de Enfermedad; el destartalado comedor de paso, con ventanas al “deslunao” por el que llegaban los cantos de las “tatas”, mientras las hubo, las broncas del fotógrafo y su mujer cuando éste llegaba algo borracho, las radios de los vecinos, transmitiendo las novelas de Guillermo Sautier Casaseca; el “cuarto de atrás”, con galería a la Plaza de Toros, que servía de cuarto de juego, de plancha, de estudio…;las tres alcobas interiores y pequeñas.. la esmirriada cocina, con tabla de lavar y cocina de carbón primero y lavadora y encimera de gas después…Una casa de clase media en la “España gris”,según algunos, y algo más coloreada para los que entonces éramos niños o jóvenes. De esa casa salimos dos niñas vestidas de Primera comunión, en esa casa murió mi padre.. Luego, de allí volvimos a salir de blanco, mi hermana y yo, para nuestras bodas. Caben tantas cosas en una casa…
1 Comentarios:
muy bonito, casi parece un trozo arrancado de Carmen Martin Gaite. Pero mejorado porque tiene el calor de esa familia que vivio allí. Tambien algunas amigas recuerdan esa casa y a tu madre en ella.
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