05 agosto, 2006

SALVE REGINA

Cuenta Julián Marías en su libro “Sobre el cristianismo” que, según Ortega y Gasset, el que este mundo sea “un valle de lágrimas”, como se reza en la Salve, es la definición más científica que se ha dado del mundo. En efecto, es verdadera y es corta. Quien se sabe el catecismo, aunque no sea consciente de ello, realmente sabe mucho. Y, además es difícil darle gato por liebre. Hoy que tantas cosas superfluas se saben, que como diría Goethe, no nos hace ni más buenos ni más sabios, se tiene una ignorancia supina, sobre aquello, que da al hombre lucidez respecto a él y a su relación con el mundo, demonio y carne. Vean si no: cuando yo tenía dieciséis años mis compañeras de clase me regalaron una buena novela: “El mundo, la carne y el Padre Smith”, sin leerla ya estaba una en onda. No ha mucho, que hablando con un Físico inteligente de treinta años, al que repetí la frase de Ortega, me confesó que no se sabía la “Salve Regina”. En vista de lo cual y teniendo en cuenta que el 5 de agosto es Nuestra Señora de las Nieves, me decido a copiarla aquí para bien de la humanidad, y para conectar la humanidad de hoy con la del siglo XII hasta bien entrado el XX:

“Dios te salve, Reina y Madre de misericordia / vida, dulzura y esperanza nuestra / a ti aclamamos los desterrados hijos de Eva/ a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas / ea¡ pues Señora Abogada nuestra: vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos/ y después de este destierro / muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre / Oh¡ clementísima, oh¡ piadosa`, oh¡ dulce siempre Virgen María, ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.”

Me era más fácil haberla escrito en latín, porque ,la he cantado muchas veces. Pero ha salido entera. La hermanita Prudencia, que tanto nos afeó la conducta a quienes, por los años cincuenta, no superamos el certamen de catecismo, estaría orgullosa de mí.