Lluvia de pétalos

Esta mañana en la misa he oído un salmo bonito: “ Lanza para mis pasos es Tu palabra y luz para mi sendero”. Yo al oír esas cosas me entras ganas de decir: “¡Viva el rumbo y quien lo trujo¡”. Las lecturas de la misa alegran el corazón.

Ayer un hermoso día del Corpus. A las ocho de la tarde, la magnífica custodia de Benvenuto Cellini salió por la puerta gótica de la Catedral ( la puerta de los Apóstoles) y se encaminó por la Calle de Caballeros entre una lluvia de pétalos de rosa. Cuantos años de salir a su paso. De encontrar al Señor en la plaza de la Virgen o en la Bolsería, o en la plaza de la Almoina, frente a Palacio Arzobispal, donde está la estatua del Sr. Arzobispo D. Marcelino Olaechea, o al doblar hacia la esquina entre la calle del Mar y la de las Avellanas. Y que distintas las peticiones conforme los años van pasando: ¡que me apruben la Electricidad y la Termo¡, que encuentre chica de servicio ( imprescindible cuando cuatro niños pequeños ), que mis hijas encuentren unos maridos estupendos, que se acerque a Ti ese hijo que veo lejos… y tantas otras cosas .El que, ante presencia del Señor en la custodia la gente aplauda al paso del ejército, la alcaldesa o las autoridades es una buena oportunidad para ejercitar la paciencia. Dan ganas de preguntarles, como hacía el viejo profesor a Peter y a Susan en “El león la bruja y el armario” : “¿Pero que os enseñan en la Escuela?”. A las nueve de la noche entraba la custodia en la Catedral por la puerta románica. No pude verla pero la imaginé. Avanzaría hacia el crucero entre nubes de incienso con el hermoso rosetón al fondo, y pude hacerlo porque oí, desde el n.1 de la calle Conde de Almodóvar, tabique con tabique del Convento de la Puridad, donde vive mi segundo hijo, un ensordecedor volteo de campanas unido a un estupendo derroche de pólvora. Valencianos de alegría, Dios os bendiga.