29 abril, 2006

Ochenta kilos en libros

Mi hijo Juan, que desde Michigan, viene a Valencia a hacerse cargo de la creación de un Instituto que relacionará Asia con el Mediterráneo se ha traído de allá ochenta kilos de libros, amén de los muchos kilos que ya guardaba en mi casa. Y yo me pregunto ¿A qué tanto libro? ¿No dicen que el saber no ocupa lugar? Muchos sabemos de corrido que para vivir, y vivir bien, es decir, para ser felices, que no consiste en acumular placeres, sino en vivir a la altura del hombre, hay solo un libro fundamental, que hay que saberse, que es el Nuevo Testamento?
Conocí a un hombre que no practicaba el catolicismo que conocía – en su última hora rezaba de corrido en latín la letanía del rosario – pero en su casa tenía varios misales, biblias, kempis.. Le gustaba ir a los rastros y cada vez que veía allí un libro de esos lo compraba. Y daba razón: “Estos libros no deben estar allí. No es digno.”. En su funeral se leyó una poesía de Juan Ramón Jiménez.
Hoy es la festividad de Santa Catalina de Siena, abogada de la opinión pública, influyó en los más grandes hombres de su tiempo incluido el Papa, aunque ella no sabía leer y escribir ( se cuenta que el mismo Jesucristo le enseñó). Es también Patrona de Europa y una de las cinco mujeres Doctoras que tiene la Iglesia. Doctorado que consiguió con solo 23 años, como Santa Teresa de Lisieux. Hay un buen libro que cuenta su vida, lo escribió la Premio Nobel de Literatura de 1928, no se si sueca o noruega. Se llamaba Undset de apellido.