Las más pequeñas acciones de la vida pueden ser actos de amor a Dios
Dice el Hermano Rafael ( mí padre nos leía escritos suyos a mí madre, a mí hermana y a mí, allá por los años cincuenta): “¿Qué estoy haciendo?..¡ Pelar nabos¡ ¿Para qué? Y el corazón, dando un brinco, contesta medio alocado: Pelo nabos por amor..por amor a Jesucristo. Allá dentro, muy adentro del alma, una paz muy grande vino en lugar de la turbación que antes tenía. Se decir que solo el pensar que en el mundo se pueden hacer de las más pequeñas acciones de la vida actos de amor de Dios.., que el cerrar o abrir un ojo hecho en su nombre, nos puede hacer ganar el cielo…, que el pelar unos nabos por verdadero amor a Dios le puede dar a Él tanta gloria y a nosotros tantos méritos como la conquista de las Indias… es algo que llena de tal modo de alegría que si en aquellos momentos me hubiera dejado llevar de mis impulsos interiores… hubiera tratado de comunicar a las pobres raíces la alegría del corazón” Rafael Arnaiz Baron, trapense. Ingreso el la cartuja dejándose a medias la carrera de Arquiecto (9,4,1911 – 26,4, 1938)
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