De Cervantes y lo que escribió
Tres veces intentó Miguel de Cervantes escaparse de la cautividad mora. Nos cuenta: “Jamás me desengañó allí la esperanza de tener libertad; y cuando en lo que fabricaba, pensaba y ponía por obra, no correspondía el suceso a la intención, entonces, sin abandonarme, fingía y buscaba otra esperanza que me sustentase, aunque fuese débil y flaca”. Y en esta línea, escribe: “ Si los resultados no responden a la intención, Dios está en el cielo que juzga los corazones”. Fracasada la tercera negativa de evasión y puesta precio a su cabeza para quien lo esconda. Miguel de Cervantes decide entregarse: “Resolví entregarme por respeto y que no viniese mal a un cristiano que me tenía escondido y temiendo también que si yo no apareciese, el Rey – Assán, famoso por su crueldad – buscaría a otro a quien atormentar”. Incomprensiblemente salió ileso por su prestigio personal ante él . Muchos años después hablando de su época de cautiverio cuenta: “Solo libró bien con él un soldado español llamado tal de Saavedra, al cual con haber hecho muchas cosas, que quedan en la memoria de aquellas gentes por muchos años y todas por alcanzar la libertad, jamás le dio palo, ni se lo mandó dar, ni le dijo mala palabra; y por la menor cosa de las muchas que hizo, temíamos todos había de ser empalado, y así lo temió él más de una vez”. Al fin lo rescatan los Trinitarios – pedían por él mil escudos - y una mañana de primeros de noviembre de 1580, después de desembarcar en Denia e ir andando, como en romería, entra en Valencia con sus compañeros - 130 de 25.000 cautivos - hacia la catedral con la cabeza descubierta llevando sobre su pecho el escapulario de .la Trinidad y la chilaba azul de la esclavitud. “ Valencia es clara, blanca y feliz, su clima benigno, puro el cielo, el aire blando y todo respira en sus calles gracia y libertad” . Así entró en España, quien diez años antes había salido de ella, soñando regresar ceñidas las sienes con los laureles del triunfo. Después..le esperaba el Quijote.
1 Comentarios:
Maravilloso fragmento.
Me gustó especialmente este:
"no correspondía el suceso a la intención, entonces, sin abandonarme, fingía y buscaba otra esperanza que me sustentase, aunque fuese débil y flaca”. Y en esta línea, escribe: “ Si los resultados no responden a la intención, Dios está en el cielo que juzga los corazones”".
Gracias
misael
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