Última enrega de Belloc ( "El viejo trueno)
Escribe Hilaire Belloc en una carta a Katerine Asquith : “La fe, la Iglesia católica, se descubre, se reconoce, entra triunfante en la realidad como la tierra firme que al principio parece una nube cuando uno está en el mar. Cuanto más cerca se está de ella, más real resulta y menos imaginaria mas directa y exterior es su voz, más indudable es su carácter representativo, , en cada una de sus líneas s que los hombres se enamoren de ella, sino que descubren su hogar (..) Es el auténtico molde de la mente, la matriz a la que corresponden, en cada una de sus líneas, los salientes y desprotegidos contornos del alma. Es la ¡Oh Roma¡ ¡Oh Madre¡ de Verlaine. Y eso no solo para los que la tuvieron en sus infancia y han vuelto a ella, sino aún más (y qué magnífica prueba es esto ) para los que han llegado hasta ella desde los montes de la vida y se dicen así mismos: “Ahí está la ciudad”
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