Todo es trabajo
El mundo, y lo que de él vale la pena es el resultado del trabajo. De un inmenso trabajo, sobrecogedor. La creación es obra del trabajo de Dios: “El primer día creo la luz… El primer día Dios creó una partícula de energía, decía D. Joaquín Catalá catedrático de Física de la Facultad, al explicar la teoría de Einstein. “El segundo el firmamento llamado cielo..” estudiábamos de niños en la Historia Sagrada. Luego, cuando nos enfrentamos a la Biblia, mitad por sed de Dios, mitad por sed de cultura, leímos: En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra sin embargo estaba informe y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Dijo pues Dios Sea hecha la luz. Y la luz fue hecha” Y por fín, creó al hombre: “y los creó hombre y mujer”. Y cuando, según Calderón, el escenario de el Gran Teatro del mundo estuvo terminado, Dios colocó allí al hombre “para que representara”. Oígasmosle “ Y pues si hacia el mundo vamos todos a representar los papeles puedes dar pues en aquesta ocasión no tenemos elección para haberlos de tomar” Pero Dios no habla al hombre de representación, sino de trabajo: “Henchid la tierra y dominadla”, y se dirije de modo distinto al varón y a la mujer: “Por cuanto has escuchadola voz de tu mujer, y comido del árbol que te mandé no comieses, maldita sea la tierra por tu causa; con fatiga sacarás de ella el alimento todos los días de tu vida”. Y a la mujer: “Multiplicaré tus trtabajos en tus preñeces; con dolor parirás los hijos y estarás bajo la potestad deltu marido y él te dominará” Para comprender, los actos sucesivos de esta representación del hombre sobre la tierra, que constituye su historia, es bueno de vez en cuando, contemplar el primer acto. De entonces a cá, todo ha sido trabajo, trabajo y más trabajo. Simone de Beauvoir en “la mujer rota”, plantea este diálogo entre marido y mujer: “ – Pensar que comenzamos en las cavernas, exactamentre con nuestro diez dedos a nuestro servicio y hemos llegado hasta donde estamos reconoce que es alentador. _ Es cierto que la historia de la humanidad es hermosa; lástima que la de los hombres sea tan triste”. Mucho habría dicho yo si en tal diálogo hubiera estado presente. Creo que si hemos llegado hasta aquí es porque Dios no nos ha dejado de la mano. Y en cuanto a la triste historia del hombre concreto, si éste respeta a su creador termina bién porque termina con el abrazo de Dios, que para eso nos creó. Sí, todo es trabajo. Con él crecemos y como tal, debe ser valorado: el del intelectual que prepara concienzudamente un libro, el del ama de casa que con poco dinero saca una sabrosa comida a la mesa, el del fontanero que resuelve una pequeña tragedia doméstica, el del marido o la mujer que se esfuerzan en escuchar al otro conyuge cuando su cabeza estaría en otra parte. Trabajo es oír tanta pena como la gente te cuenta si le das la oportunidad. Trabajo es sufrir sin quejarse cuando el cuando el cuerpo falla. Todos estos y tantos otros merecen gratitud y respeto. Con ellos nos santificamos y porque sabía Jesucristo que nos íbamos a cansar dijo aquello de “Venid a mí todos los que estáis cansados que Yo os aliviaré” y nos enseñó a rezar. (Salió en “El Diario de Teruel “ en 1993)
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