26 junio, 2015

Como me gustó, lo copio

Dejarme que os lo cuente Cuenta Jacques, Philippe – cuyos libros son preciosos - en “Llamados a la vida” (Edit. Patmos), que en una ocasión dando una tanda de ejercicios en los que cada uno de los participantes podía, si lo deseaba, hablar a solas con él, con la condición de que la entrevista no durara más de tres cuartos de hora; una joven le dijo: “¡Padre, todo va mal en mi vida es una auténtica catástrofe¡”. Pero oígamosle a él: “Desde un punto de vista humnano no era una exageración. La escuche atentamente:es esencial que una persona que sufre se sienta realmente oída y comprendida en su dolor. Su novio la había abandonado, no encontraba trabajo, tenía problemas familiares, malas relaciones con su padre, etc. Al oírla yo me decía: (como suelo hacer cuando escucho historias dolorosas): “¡Dios mío¡¿qué podré decirle para ayudarla?”. Ante esas situaciones uno se siente realmente pobre. Pero afortunadamente la gracia está ahí. A lo largo de la conversación surgió una cuestión:lo más importante es que aceptara perdonar a su padre. En cuanto a las otras dificultades: (trabajo, vida afectiva…)evidentemente no había solución inmediata, era preciso poner las cosas en manos del Señor . La llamada de Dios era clara: “Perdona a tu padre, y en lo que serefiere al resto , confía en mí¡”. Después de rezar juntos unos momentos, se confesó de sus resentimoentos, y tuvo el valor de deecidirse a perdonar y a poner en manos de Dios los otros aspectos de su vida. Se marchó tranquila y contenta: había comprendido la opción que tenía que planearse hoy, volvía a ser la protagonista dee su vida y al mismo tiempo recuperaba la confianza en Dios y en ella misma. Después de su marcha yo pensaba que entonces podría decir. “todo va bien en mi vida¡”, es decir, exactamente lo contrario que afirmaba una hora antes.” ¿No es bonito?. Y real. Si pasamos el relato, podría ayudar a más de uno. Con esa ilusión lo he pasado yo.