05 julio, 2015

Papeles viejos (A Juan José Millás, “El País” 24-I- 94 )

Muy buena su columna “El Progreso”del día 14, aniversario de la muerte de Bogart en el 57. Al final todos nos morimos y lo único que cuenta es una vida de honradez, aunque solo fuera por no contribuir a dejar este mundo un poco menos guarro que nos lo encontramos. Eso de utilizar óvulos de fetos o de muertas, haciendo posible que las abuelas puedan ser madres de sus nietos, entre otras atrocidades, supera cualquier relato de ciencia ficción y dá a los Alfas y Betas de “Un mundo feliz” pasaporte de normalidad. Al menos ellos tenían madre biológicas vivas aunque su concepción se hubiera hecho en el laboratorio y fueran decantados y no nacidos. Enlaza esto perfectamente con las películas de Frankistein que muchos vimos en los cincuenta, pero teniendo claro que íbamos a ver una película de mostruos, que la realidad no era así. Luego se salía a la calle y el cielo seguía siendo azul y en casa encontrábamos a nuestros padres alrededor del brasero quizá cosiendo ella y estudiando él. Tengo cuatro hijos universitarios y comemos en la misma mesa de comedor que lo hicieron su padre de niño y sus abuelos, antes las cosas eran sólidas.En las paredes hay tres óleos: su padre, su abuelo y su bisabuelo . Adornan y acompañan. Y a veces es divertido buscar parecidos entre los que son y los que fueron y contar historias de ellos. Corto y me guistaría no tenerlo que hacer. La avaricia y la soberbia de los arquitectos ha llenado las ciudades de fealdad y la sioberbia y la egolatría de los científicos puede llenar el mundo de monstruos. ¿Les pararemos los pies? Ya hace muchos años que nos recordó Juan Pablo II “No todo lo que se puede hacer, se debe hacer”. Fdo: Rosa Navarro