06 octubre, 2014

Químicos 64, (25-9-2014)

No fuí a la comida – aunque me hubiera gustado – en la que celebrábamos los cincuenta años de haber acabado la carrera. Pero el día anterior en una cafetería, y al día siguiente después de la misa, en la Basílica de la Virgen de los Desamparados, en acción de gracias por ello, tuvimos la oportunidad de vernos algunos que nos dejamos con la carita de entonces. Pese a lo cual no ningún infarto, aunque no descarto que alguna pensara: “Dios mío, ¿y éste es aquel?”; y ellos: “¿Dios mío, y ésta es aquella?”. Cosa que no me hubiera parecido mal porque la referencia a Dios en la vida ordinaria siempre ha sido lucidez. En cuanto a mí, cuando se acercaba alguno con timidez, antes que abriera la boca le espetaba: “¡Tony La cruz¡” o “¡Enrique Ramos”¡. A lo que contestaban “¡Rosita Navarro¡”. Yo entonces era Rosita, cuando se cantaba: “La casa era colorada y estaba recién pintada / con la sangre de Rosita le dieron otra pasada…” y pese a la macabrez de la letra podía cantarse alegremente. Fue bonito vernos y diré en honor a la verdad que quienes conservaban la mujer de su juventud, se conservaban bastante mejor. Lógico: la humildad.el realismo, el aceptar la vida como es,la compasión, la calma en las crisis y en las adversidades, en definitiva la confianza en Dios de sacar adelante a pesar de los pesares el propio proyecto vital no pueden si no rejuvenecer. Ésta ristra de virtudes que acompañan la fidelidad matrimonial, aunque implicitamente las sabía,estan así tan majas expresadas en un libro estupendo: “Fidelidad” de José Morales, editado por Rialp. Quienes me conocen saben, que no pierdo ocasión de recomendar un buen libro. Las lecturas de la misa no pudieron ser más apropiadas: después de oír lo de “Vanidad de vanidades…” del (1, 1-11) el salmo nos recordó que la antorcha recibida hay que pasarla: “Señor Tu has sido nuestro refugio de generación en generación”, e igualmente el paso de los años: “Señor enséñanos a calcular nuestro años para que adquiramos un corazón sensato”. No viene mal recordar eso a esas alturas de película. En fin..que pudimos ver lo majos que éramos entonces en fotos 7 por 9 en clanco y negro con los cantos picados y que pudimos dar gracias de haber llegado hasta aquí.