16 mayo, 2012

Escribir en el corazón

Es de agradecer que a veces suenen, en los oídos del alma, citas literarias que aprendimos en nuestra juventud, impregnadas además por ello de su perfume. Ésta es una de ellas,que pertenece al Quijote : “ El ferido de punta de ausencia y llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, os envía la salud que él no tiene.” Las “telas del corazón”,una bonita imagen que puede dar mucho de sí porque se puede escribir mucho, para bién o para mal en las telas del corazón de los demás. Por eso los padres son escritores todos: escriben en el corazón de sus hijos. Ellos son libros vivos que están constantemente imprimiéndose. De ahí el necesario desvelo de los padres – tan difícil hoy - ,y la poderosa oración por ellos de las madres, en cuyo seno han crecido las telas del corazón de sus hijos.Al poco de darle vueltas a esta idea, leí - en la magnífica biografía del Fundador del Opus Dei, de Vázquez de Prada -, que San Josemaría, en una tertulia que tuvo con sus hijos, a propósito del libro que iba a publicar D. Álvaro “intervino refiriendo los que él deseaba escribir; pero, sobre la marcha dió un rumbo inédito a la idea. Mostrando a don Álvaro los rostros de los allí presentes, exclamó:”¡ Mira que biblioteca¡ ¡ Éstas son mis obras¡”. Lo que no le impidió escribir, como deseaba, unos “libros de fuego que corrieran por el mundo”, y que tantos de nosotros guardamos en el corazón. (Carta enviada a "Las Provincias")