Un duro golpe
Ha muerto mi amiga Amparo, ha sido un duro golpe, y a la vez que la alegría – no teórica, sino real - de saber que tras su duro peregrinar Dios la habrá acogido y pagado con creces sus lágrimas. “Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados”. Son muchas las vivencias que me unen a ella. Ahora tengo una amiga más, cerca de Dios. No digo en el cielo porque el Purgatorio existe y solo Dios sabe quién puede “saltarsélo a la torera” como decía San Josemaría que quería que le pasara a él. Cuando era niña y moría alguién, oía a veces decir a mi ingenua y pesada tía Josefina, : “ era una buenísima persona, estará en medio del cielo”. Siempre pensé que era una actitud bondadosa pero irresponsable, un modo de sacudirse, la obligación moral de rezar por los que se han ido, de ofrecer sufragios por ellos. Al decirle por teléfono a Maribel – ochenta años - que había muerto Amparo, a la que conocía, y lo mucho que me había afectado el hecho, me contestó: “ Todos hemos de morir, y vamos a una vida mejor”. Me encantó la respuesta. A la mañana siguiente me llama y me dice:”Te voy a leer dos puntos de “Forja” para que te animes, y lee “ Si no hubiera más vida que ésta, la vida sería una broma cruel: hipocresía, maldadegoísmo, traición.” luego continuó leyendo el segundo: “Sigue adelante, con alegría, con esfuerzo, aún siendo tan poca cosa, ¡nada¡ Con Él nadie te parará en el mundo. Piensa además que todo es bueno para los que aman a Dios: en esta tierra se puede arreglar todo menos la muerte: y para nosotros la muerte es vida.” Su lectura me puso de pié.¡ Que magnídica es la amistad cuando Dios está en medio¡ Le pregunté que puntos eran y me dijo: “ el 1000 y el 1001”, decídi que los postearía.
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