Felicitación a la EMT
Miré distraídamente la pantallita colocada en la parte superior del autobús y leí en ella: “1 de mayo Ntrª Srª de Estíbaliz”. Pensé: “ ¡ el santo de la hija de Mary Luz¡”, mientras me alegró que el mes de mayo empezara con una fiesta de la Virgen. Subí al autobús el día 2, y héte aquí que me encuentro: “ 2 de mayo Ntrª Srª de Araceli”. Pensé que era el santo de Araceli, una joven que vende fruta cerca de mi casa. Decidí ir a comprar una mata de acelgas y poco más, solo para poder felicitarla, porque si no propiciamos los rasgos de humanidad, en la frutería, en el ascensor – me niego en él a hablar del tiempo –, si no nos interesaresamos discretamente unos por otros, estamos en la vida, como diría mi madre, tocando el violón. Aclararé que mi madre fué feliz, cuando la suya le autorizó a dejarse las clases de violín. Perder en una esquina tres minutos “pegando la hebra” con alguien conocido, en lugar de enjaretar la consabida frase: “¿estás bién?” mientras se sigue andando, no es perderlos sino ganarlos. Conocer el santoral y no solo las propiedades de la alcachofa y como combatir la astenia primaveral, facilita ser amables los demás, y nos recuerda, además de nuestras raíces cristianas, que el tiempo no pasa - la historia los registra - para quienes han sabido perder su tiempo, para ganarlo. Porque a fin de cuentas, como decía San Juan de la Cruz, “al final de nuestra vida seremos examinados sobre el amor”. ¡Bién por la EMT¡ (carta enviada a "Las Provincias")
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