Ayer, y la corona de Adviento

Ayer cumplían años tres amigas mías.

Ayer hacía tres años del trasplante de pulmón de mi yerno. Me dijo: “Hoy, es mi cumpleaños”. Al quedarme sorprendida, porque los cumple en agosto, con la mano puso tres dedos abiertos, como los niños. No caí en la cuenta y eso que dos días antes, me había acordado, y había dado gracias a Dios – por mediación de San Josemaría a quien Marta le pidió los pulmones de Nacho - por la salud de mi yerno.

Ayer conocí de oídas a Julia. Voy a ser su amiga invisible. Hablaré de ello.

Ayer me dijo Marta: “si me das dos perlas, te arreglo el collar que te hice”. Fui a mi joyero a por ellas, tenía una sarta heredada de mi madre, y me lo encuentro limpio de polvo y paja. Me habían birlado todo.Dejaron la concha de plata con la que echaron el agua del bautismo a mis hijos. Tenía en él una pulsera preciosa, y llevadera, regalo de mi madre, sortijas, medallas.. En fin cosas que nunca tendré pero siento más no podersélas dejar a misd hijas. El Señor me facilitó algo el despojo: abrí el joyero con mi hija Marta, lo que desde luego es mucho menos frustrante. A saber cuando ha sido el robo porque nunca me pongo nada – arrollada por la existencia- y desde el verano no lo había abierto. El pecado de los demás siempre nos ensucia: no quería, ni quiero, poner caras, pero es inevitable: el pintor que había estado un gran rato en mi cuarto con la puerta cerrada…, la asistenta.. ( pobres asistentas) En fin, lo ofrecí por la remisión de mis pecados y añadí : “también por los tuyos, Marta.”

Este año quería tener una bonita Corona de Adviento, en mi mesa de comedor.. Se han pasado las semanas sin poder hacerlo. Eso también se puede ofrecer: hacemos muchas menos cosas de las que querríamos. Encajar las limitaciones de espacio y tiempo no es moco de pavo.

Ya tenemos la Nochebuena, ahí. Habrá que confesarse antes. Nuestro Arzobispo nos ha recomendado que esa noche pongamos una vela en la ventana de modo que se vea desde la calle: testimonio de hogares para quienes Jesucristo es la luz del mundo.