Del Libro del Éxodo
Ex 22, 20-26: Así dice el Señor: “No oprimirás ni vejarás al forastero porque forasteros fustéis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque si los explotas y ellos gritan a mí yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero cargándole de intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mi yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.”
¿A que es precioso?
Conozco a un hombre – al que conocí de niño – muy sensible al tema de la injusticia. A la explotación del pobre. Al leerlo – es una de las lecturas de la misa de hoy - he pensado en él y en mandárselo.
Pero nos viene bién recordarlo a todos. Los que si llegamos a fin de mes - al menos de momento – no podemos olvidar el hambre en Somalia. No podemos olvidar el hambre en nuetro propio país. Hay que hacer una visitilla a “Cáritas”, a “Intermón”… Hay que dar dinero contante y sonante.
Además, cuanta ropa sobra en nuestros armarios…Ahora sacamos la de invierno ¿No podemos desprendernos de alguna?. La hay de todo tipo y es bueno saber distribuirla, porque necesitados los hay de muchas clases Si se deja una bolsa de ella, con buena pinta, colgada en uno de los salientes de los contenedores de basura, no dura un segundo sin que alguién se la lleve. A éste asunto de la distribución de ropa, me voy a dedicar yo ahora.
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