Cuando las chicas éramos princesas
Recién llegada de Javea, con su hermoso mar azul y la exuberancia de sus jazmines en la cabeza, abro el correo y encuentro el siguiente comentario a una entrada de mi blog: “ Qué maravilla es Internet! A mis 62 años, reencontrarme con Mio Lo San y su mundo maravilloso tantos años después y descubrir que mi hermano Beto y yo , no estábamos solos y no la habíamos soñado... Gracias por publicarlo. El libro era bellísimo y sus dibujos alucinantes. De lo mejor de nuestra infancia. Gracias de nuevo, desde Buenos Aires. Susana Larrambebere”. Es, un comentario más de los muchos recibidos a “Leyenda de la Pricesita Mío-lo-San”. Como reencontrarse con la propia infancia - la patria - es algo grande, y muchas abuelitas o nietas – de todo hay – no manejan Internet, he pensado copiar aquí el principio de la leyenda. A algunas, les ayudara a continuarlo por su cuenta, en aquellos ya lejanos tiempos – el cuento de José Mallorquí es del 45 – la memoria en la escuela, se cultivaba. Dice así: “Allá en la China, allá en Pekín, / en su palacio, en su jardín / la princesita Mio-Lo-San, / cuyo abuelito es el gran Khan / vive guardada por mil guerreros, / tigres feroces, dragones fieros / quinientos buitres y un gavilán. / Todos defienden a Mio-Lo- San./ Porque hace años, casi unos veinte…”. Las mujeres de mi generación, somos un poco como esa Princesita, como a ella, nos defendieron. Gracias a Dios, no había ni mención de la ministra Aído
(carta enviada a "Las Provincias")
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