03 mayo, 2007

Chiste

Había un vez un matrimonio mayor, ambos buenas personas. Murió la mujer y como había sido buena,fue al cielo. Pasado un tiempo, murió el marido y como también había sido bueno, también fue al cielo. La mujer, al verlo llegar salió corriendo emocionada a recibirle y le dijo:
-“Cariño ¡que alegría, juntos por toda la eternidad¡”
a lo que él estirando el brazo derecho con la palma de la mano extendida, como si fuera a parar la circulación le contestó:
- Para, para. El contrato matrimonial decía: “hasta que la muerte nos separe”

Le conté el chiste a una mujer de 42 años con dos hijos, trabajando y con un marido que está de oposiciones y no da en casa un palo al agua y dijo que hay que contarlo al revés. Es la mujer la que cuando su marido llega al cielo le dice: “Muchacho, aire. Hasta aquí
Hasta aquí hemos llegado.”

Esta mañana ha venido a verme Ángeles, de 51 años, lleva treinta años de asistenta y llega reventada a casa. Un día que subía por el camino sin que apenas las rodillas le aguantaran, porque las tiene muy mal, encuentra a su marido tumbado con el aire acondicionado puesto que le dice: “Tu eres de una raza que no has hecho nunca nada en la vida.” Ángeles tuvo la inteligencia y la fortaleza de callarse y cuando me lo contaba, me he acordado de aquello que decía Monseñor Álvaro del Portillo a las parejas jóvenes que eran matrimonio o iban a casarse, dirigiéndose al marido: “Carlos -por ejemplo- para ti el camini del cielo tiene el nombre de Pili y a ella: “Pili, para ti el camino del cielo tiene el nombre de Carlos.”

En el chiste, los dos llegaron al cielo y es que el matrimonio, es un camino de santidad como la copa de un pino. Bueno es que se sepa. Entre otras cosas para que quien es célibe por el reino de los cielos, o por alguna otra noble realidad. no envidie demasiado el camino de otros.