Ayer
Una manera de tratar de recuperar un día es escribir de él el día siguiente. Ayer tuve un día bonito. Por la mañana fui a Radio Luz a hablar de libros y de lo que quisiera. Tener un micrófono en la mano y enfrentarse a las ondas, cuando se tienen cosas que decir, siempre es estimulante. Ayer eran también dos aniversarios: el 30 de abril del 1968,dos días después de nacer, bautizaban a mi hijo Juan María. Cuando a medio día vino a comer, le hice una señal de la cruz en la frente, incidiendo en la carne. Me dejó. Solo un comentario sonriendo: “no me la claves”. Recordé el catecismo: “La primera en la frente, para que nos libre Dios de los malos pensamientos…”. Después tomé café con mi sobrina Lola, madre de dos niños. Su hijo Javier, de seis años, dice que Lara, de tres es su novia. En una excursión con los padres de ambos, Javier fue llorando a su madre a decirle: “Lara no me quiere”. Lola lo tranquilizó: “si te quiere, pero te dice eso para hacerte rabiar”. Javier, al oírlo va dramáticamente hacia Lara: “Lara, ¡déjate de tonterías¡ ¿me quieres, o no me quieres?”. Al dejar a Lola me fui un rato a rezar ante el Santísimo expuesto en la Iglesia del “pocito de San Vicente”. Allí hace años bautizaron a mi hija Fe y a Javier, el hijo de Lola. Encomendé a ambos. A la salida fui a hacer, con éxito, una de esas gestiones antipáticas que siempre trato de aplazar, y en la misa de ocho parroquial, me ví, alegremente sorprendida, por la rubia carita de mi nieta Marta, que había venido a misa con su madre que colocándose a mi lado, me pedía un beso. Ya en casa, mientras su madre y yo hablamos, ella fue a ñpor una Biblia infantil y se puso a hojearla: “¡qué interesante¡”. Marta, camino de sus ocho años, promete.
El 30 de abril del año 2000, Juan Pablo II canonizó a santa María Faustina Kowalska
Su libro: “El diario de la divina misericordia” me acompaña a diario después del desayuno. Nació el 25 de agosto de 1905 en Glogowiec y murió con 33 años. En el año 35, se le apareció la Virgen y le dijo: “Reza mucho por tu patria”. El 1 de septiembre del 39, Polonia sería invadida por los alemanes. Es mas que posible que la segunda encíclica de Juan Pablo: “Rico en misericordia” se deba a la lectura de los escritos, a los que era muy aficionado, de su compatriota polaca.
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