EL futuro es Asia
A mi hijo Juan, que acaba de cumplir 38 años y acaba de volver a España, le ha escrito un amigo boliviano, que conoció en Ann Arbor, diciéndole que ya no está en condiciones de divisar el futuro desde el extremo de un mástil ( Juan fue marinero de “La Pinta” cuando el Quinto Centenario del descubrimiento de América), que se compre camisas y corbatas y “siente la cabeza” con el matrimonio, casándose con una chica de su mismo barrio.
Siempre me ha fastidiado que la gente no conciba otra manera de sentar la cabeza que el matrimonio. Dicho en otras palabras: que la gente no considere, para un varón, la posibilidad de vivir el celibato apostólico por el reino de los cielos. “ Por Cristo y por los demás, hazte cura”, reza un cartel a la entrada de mi parroquia. Es una frase con “garra”. Lástima que muchos jóvenes no frecuenten la parroquia.
Mi hijo Juan, que tras su estancia en la India, ha publicado dos libros sobre antropología budista: “Nagarjuna” (Fundamentos de la vía media) y “La palabra frente al vacío”. Este segundo título, muy sugerente para quien esté familiarizado con el evangelio de San Juan. En esto de los títulos, se encierran a veces grandes intuiciones conscientes o no. Muchos están de acuerdo en que “el futuro es Asia”. La frase es de Juan Pablo II. Ha poco que hemos celebrado el Quinto Centenario del nacimiento de San Francisco Javier, que estuvo en Kerala. Allí le robaron a Juan su mochila con documentos, dinero, libros y El Quijote, que se había llevado de mi biblioteca.
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