09 septiembre, 2005

De interés

De la Autobiografía de Chesterton, amigo que no defrauda, quiero compartir, con mis amigos invisibles, lo que dice a propósito de la confesión sacramental gracias a la cual los católicos sabemos que, estando arrepentidos, podemos, como en la canción, “ volver a empezar, volver a querer”. Pero oigámosle a él, sobre ello: “ Cuando lo gente me pregunta: “¿Por qué abrazó usted la Iglesia de Roma?” la respuesta fundamental, aunque en cierto modo elíptica, es: “Para librarme de mis pecados”, pues no hay otra organización religiosa que realmente admita librar a la gente de sus pecados; está confirmado por una lógica que a muchos sorprende, según la cual la Iglesia deduce que el pecado confesado y del que uno se arrepiente queda realmente abolido, y el pecador vuelve a empezar de nuevo como si nunca hubiese pecado. Y esto me retrotrajo vivamente a aquellas visiones o fantasías de las que ya he tratado en el capítulo dedicado a la infancia. En él hablaba de aquella extraña luz, algo más que la simple luz del día, que todavía parece brillar en mi memoria sobre los empinados caminos que bajaban de Campeen Hill, desde dónde se podía ver a lo lejos, el Palacio de Cristal. Pues bien, cuando un católico se confiesa, vuelve realmente a entrar de nuevo en ese amanecer de su propio principio y mira con ojos nuevos, mas allá del mundo, un Palacio de Cristal, que es verdaderamente de cristal. El cree que en ese oscuro rincón y en ese breve ritual, Dios ha vuelto a crearle su propia imagen.(…). Se yergue entonces, como dije, en la blanca luz del principio de la vida del hombre. La acumulación de años ya no puede aterrorizarle. Podrá estar canoso y gotoso, pero solo tiene cinco minutos de edad.”
“No estoy defendiendo aquí doctrinas como la del sacramento de la penitencia. No estoy escribiendo un libro de controversia religiosa, de los que ya he escrito varios y probablemente, si amigos y parientes no me lo impiden violentamente, escriba algunos más. Aquí estoy ocupado en la malsana y degradante tarea de contar la historia de mi vida, y sólo tengo que exponer los efectos reales que estas doctrinas tuvieron en mis propios sentimientos y actos.”
¿ Ha impactado? ¿ Tendrán fruto estas líneas?