20 enero, 2017

Rubén Darío

En “Cuadernos Hispanoamericanos” he leído “Rubén Darío y el destino político de la lírica americana”, me ha gustado. Los versos de Rubén entran, quizá porque todos nos sabemos aquello de “Margarita está linda la mar..” y felizmente la cosa sigue: mi nieta Vega de 10 años me recitó el poema entero mientras la llevaba del Colegio a casa. Era muy pequeña cuando aprendió de memoria. “La leyenda de la Princesita Mio – Lo - San”, aquella niña guardada por mil guerreros, tigres feroces, dragones fieros, quinientos buitres y un gavilán..., dicho esto ( como dicen los tertulianos de la tele que nos tienen aburridos con tanta prosa) comparto algo de lo leído. En el prólogo de “Cantos de vida y esperanza” Rubén Darío escribe, como justificándose: “Si en estos cantos hay política es porque parece universal. Y si encontráis versos a un presidente es porque es un clamor continental: mañana podemos ser yanquis y es lo más probable)”. El presidente al que se refería era Theodore Roose, que ocupaba la casa Blanca desde 1901, definido aquí como: “…el futuro invasor / De la América ingenua, que tiene sangre indígena, / Que aún reza a Jesucristo y que aún habla español..” . Y unas páginas más adelante: “Seremos entregados a los bárbaros fieros? / ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? /ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? /Callaremos ahora para llorar después?” Creo que el último verso deberíamos grabarlo en memoria, porque hay muchas cosas que nos hacen llorar, o nos harán llorar por no haber actuado, cuando deberíamos haberlo hecho.