Una abuela responsable
Brígida de Suecia (1303-1373) esposa, madre de ocho hijos y dama de la corte escuchada por soberanos y eclesiásticos, cuando quedó viuda fundó una orden religiosa (las Brígidas) y se trasladó a Roma donde trabajó intensamente por el retorno del Papa desde Avignon. Gran viajera peregrinó a Tierra Santa y fue también una vidente inspirada, depositaria de mensajes divinos. Juan Pablo II la declaró patrona de Europa junto a Catalina de Siena y Edith Stein. Transcribo uno de los milagros atribuidos a ella en la que proporciona ayuda espiritual a su nieto Karl: “ Viviendo con una gran libertad secular, al príncipe Karl, nieto de Brígida,se le apareció una noche la santa con un reloj de arena en las manos, parte de cuyo tiempo ya había transcurrido, y le dijo “¿Ves, Karl qué poco tiempo queda en este reloj? Este es el tiempo y no más, que te queda de vida, así que prepárate para la cercana muerte. Si hubieras obedecido a Dios y a tus mayores no solo habrías vivido más que ningún otro ce nuestra familia, sino que habrías sido arzobispo de Linköping, y te habrías convertido en una gran columna de la Iglesia”. Asustado por estas palabras, el joven pidió a la santa Que intercediera por él ante el Señor y le otorgara un poco más de tiempo, que le prometía enmendarse por completo y vivir en penitencia. Añadió Brígida: “No, hijo mío, la sentencia ya está dada y el tiempo ha pasado, prepárate”. Dichas estas palabras, desapareció la santa, y enfermando después, Karl pasó a mejor vida, no sin haber recibido los sacramentos con extraordinaria piedad y devoción. Fue sepultado en Vadstena”. La festividad de santa Brígida se celebra el 23 de julio, día de su muerte. Me interesé por su vida porque ese día nació mi nieto Nacho. Tres días después se celebran a San Joaquín y Santa Ana: Día de los Abuelos. A cuento viene pues recordar a esta abuela que ejerce como tal después de su muerte.
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