03 febrero, 2014

Poner el corazón en órbita

Para poner el corazón en la órbita adecuada - el hombre debe girar alrededor de Dios – puede ayudarnos leer al Papa Francisco, que no pierde comba. Nos animará leer que: “La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de un mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva¡. Como no siempre vemos esos brotes, nos hace falta una certeza interior y la convicción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes fracasos, “porque llevamos ese tesoro en recipientes de barro” ( Esta certeza es lo que se llama “sentido del misterio”. Es saber con certeza que quien se ofrece y se entrega a dios seguramente será fecundo. Tal fecundidad es muchas veces incvisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo ni donde, ni cuando. Tiene la seguridad de que no pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los deemás, no se pierde ningún acto de amor a Dios. No se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida. A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo que escapa a toda medida. Quizá el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos (…) Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de una entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca.”. ¡Que nos aproveche¡