Doce cestos llenos
He dejado de desayunar tostadas de mantequilla y mermelada, experimentando con ello un cierto alivio, y ahora lo hago, alegremente, con mendrugos de pan, mojados en café con leche, que previamente tuesto, porque tienen semanas. La preparación del desayuno cuesta menos y además va disminuyendo, el almacenaje de estos, porque como decía mi madre: “el pan no se tira”. Siempre que me he deshecho de una bolsa de pan duro, me he quedado mal. Así que he decidido consumirlo, poco a poco, siempre que coma sola. Puede que el gasto en electricidad al tostar los “curruscos” no compense, pero no se trata de eso. Se trata de aprovechar algo tan necesario y que ha costado tanto esfuerzo, desde la siembra a la mesa, ya que no podemos, por tiempo y dieta, hacer migas o torrijas, ni tampoco dárselo remojado a las gallinas. Pero hay algo más en esto de guardar el pan: cuando Jesucristo hizo sentar a la gente en la hierba y multiplicó los panes y los peces, dijo a los apóstoles: “recoged los mendrugos para que no se pierdan”, y, según cuenta el evangelio “éstos recogieron doce cestos llenos”. Mas tarde el Señor asumió el pan en la eucaristía… Por otra parte, así como a Marcel Proust el sabor de la magdalena mojada en té lo transportaba al “mundo de Guermantes”, a mí el pan mojado en café con leche, me transporta a los años cincuenta en que era una niña suficientemente feliz, quizá también porque en verano, en Samper, podía bajar al corral a recoger huevos y a darles de comer a las gallinas.
2 Comentarios:
También puedes llevarlos a los patitos de Viveros, junto con tus nietos pequeñines, eso que hemos hecho muchas con nuestros hijitos....
Rosa,
La entiendo, o eso creo. No se trata de considerar el pan como un bien económico, sino como un don de Dios, muy mínimo reflejo de Su Sacramento.
Vivir en pobreza, aunque no se sea pobre. A vivir "en lo poco". A ello estamos llamados todos.
Gracias por su ejemplo.
Un cordial saludo, también para la compañera comentarista.
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