13 agosto, 2012

Volviendo a leer a Priestley

De universitaria leí dos obras de Priestley: “La herida del tiempo” y “La visita del Inspector”, ambas me impresionaron. Era un teatro que abría puertas al diálogo sobre temas que interesan al hombre, o deberían interesarle, hoy muchas veces, atendiendo a lo urgente se deja de lado lo importante. Las he vuelto a leer,cuando ya tengo mucha vida a la espalda. Siempre es grato releer obras que de jóvenes hemos leído, siempre pueden recomendarse, si ha lugar. Además están los nietos, que van creciendo y puede ser bueno ponerlas en sus manos, si podemos . Los hijos cuando jóvenes ya las leyeron, aunque no les iría mal releerlas. Al hacerlo yo he encontrado, con alegría, subrayados de uno de los míos. Además, resulta que este año no solo se cumplen cien años del hundimiento del Titanic – trasatlántico mencionado en “La visita del Inspector” por el respetable Sr. Birling como prueba del imparable progreso – sino que es también el centenario de la publicación de esta obra. Dato que agradecí encontrar, en las notas de la presentación cuando tereminé su lectura en una terraza de la Plaza de Virgen. Destaco un párrafo del discurso del Inspector a la familia Birling, en la que todos sus miembros han contribuido en distinta medida al suicidio de Eva Smith: “Recurden esto. Ha desaparecido Eva Smith, pero aún quedan millones y millones, de Evas Smith y de Johns Smith con sus vidas,sus esperanzas sus sufrimientos y sus posibilidades de felicidad, entrelazados con nuestras vidas, con lo que pensamos , decimos y hacemos. No vivimos solos. Somos miembros de un cuerpo. Somos responsables los unos de los otros. Y les digo que pronto llegará el tiempo en el que si los hombres no aprenden esta lección, se les enseñará con el fuego, la sangre y el sufrimiento. Buenas noches”. Cuando ésto se publicó, faltaban dos años para que se declarase la Primera Guerra Mundial.