07 septiembre, 2011

Rifirrafe

Ayer tuve un rifirrafe con una de mis hijas. Para decir verdad, lo tuvo ella conmigo. No me plegué a su voluntad – queriendo hacer la mía- y la verdad es que lo pagué caro porque a los hijos se les quiere tanto que una desavencia con ellos duele de veras. Como el cariño entre las dos está fuera de dudas, pues a otra cosa, mariposa. Los roces son inevitables y más en estos días en que las hijas tienen ya trabajo, aunque sean profesoras, y sus hijos no tienen aún colegio.

El caso es que así y con todo, esta mañana haciendo la oración abro al azar “Forja” y me encuentro con el punto 454 que quizá a más de uno le puede venir bien:

“ ¡ Con cuánta insistencia el Apóstol San Juan predicaba el “mandatum novum”¡ - “¡que os améis los unos a los otros¡”.
- Me pondría de rodillas, sin hacer comedia – me lo grita el corazón -, parta pediros por amor de Dios, que os queráis, que os ayudéis, que os deis la mano, que os sepáis perdonar.
- Por lo tanto, a rechazar la soberbia, a ser compasivos, a tener caridad, a prestaros mutuamentwe el auxilioo de la oración y de la amistad sincera.”

Pues eso.