04 julio, 2011

Oneguin

He vuelto a ver la película “Oneguin”, que proyectó la “ l3”- canal de televisión que yo tengo entre los favoritos y al que le estoy muy agradecioda porque todas las noches alrededor de las diez hay película con muchos probabilidades de que sea interesante.

En él he visto: “Karol” – la vida de Juan Pablo II – que es magnífica, “Juan XXIII” – otra película espléndida – , “Amazing grace” – dura pero aque vale la pena ver, “Teresa de Calcuta” y la estupenda serie “Teresa de Jesús” que protagonizó Conchita Velasco y cuyos diálogos son de Carmen Martín Gaite. De esto último me enteré al final y pensé: “ya decía yo que los diálogos tienen “garra”. Dicho todo esto para que quien me lee, que alguno es, tenga a bien, si lo estima oportuno, “coger su mando y sintonizar la “13” con el 13”

Vuelvo a “Oneguin” película que da mucho de sí y sobre la que al margen de la estética – que está conseguida – arroja mucha luz – no en balde es llevar al cine una obra de Puskin – sobre muchas cosas: lo lejos en el mal que puede llevar el status, la riqueza, el egoísmo y la frivolidad, del protagonista. Tan lejos que además de arruinar una vida, la suya, termina en un duelo con la de su amigo con quien tiene que batirse porque ha tratado de seducir a la novia de éste – habiéndola humillado previamente ante él por su “provincianismo” – animado por la ligereza del comportamiento de ésta . Mas daño hubiera podido hacer aún: convertir en adúltera a una mujer casada que estuvo enamorada de él en su juventud. Es hermoso ver como ella resiste al asedio de Oneguin entre lágrimas: “Has llegado demasiado tarde, soy la esposa de un hombre”. Cuánto bien puede hacer una mujer con su fortaleza y como puede arruinar la vida de los hombres si es casquivana. Antes, las obras de arte – “Ana Karenina” es un ejemplo - hacían reflexionar sobre ello. La belleza formal, no estaba disociada de la belleza moral.