25 abril, 2013

San Marcos

Hoy 25 de abril es la festividad de San Marcos evangelista, así pues diré algo de él sacado del Bruckberger: Marcos, el evangelista dicípulo de Pedro, era un hombre sencillo ciertamente. Su evangelio revela el sentido de lo concreto, un cuidado por el hecho bruto, sin floreos, sin interpretaciones; la honradez de un cronista cuya frialdad haría creer que los hechos que cuenta no le conciernen en absoluto. En su relato de la Pasión no hay una palabra ni un acento que expresen su propio sentir. De cuando en cuando se sabe lo que piensa Tácito, lo que siente, lo que juzga.. Marcos cuenta hechos, nombra actores, precisa quienes son, que hacen que dicen yendo a lo más corto; no sale de ahí. Es el escritor menos literario que haya. “ Apenas merece el nombre de escritor. Ha recogido testimonios seguramente los ha confrontado y criticado, pues está muy lejos de ser tonto, pero en definitiva dice lo que sabe con la mayor sencillez del mundo, sin el menor cuidado apologético, cuidado tan evidente en Mateo. Marcos cuenta los hechos y les deja el cuidado de hablar por sí mismos. Es el género de testigo que cuando aparece ante un tribunal en un proceso apasionado, impone respeto al público y a la acusación, e impresiona a jueces hartos de defensivas, pues no hace más que abrir ventanas, dejar entrar luz, para que cada cual pueda ver las cosas como son. “El propio Marcos no está en causa, no se apunta nada; cada cual puede ver con sus propios ojos y juzgar con su propio entendimiento. Evidentemente los hechos que cuenta son a veces asombrosos ¿qué puede hacer él?¿Es asunto suyo que sean asombrosos? (…)Los hechos contados por Marcos son de cerca de 2000 años – Brucberger escribe en 1964 -, el relato de Marcos no ha envejecido.” Brucberger, que si es escritor, sigue hablando de Marcos, pero yo lo dejo aquí no sin apuntar una idea suya: nos es difícil desprendernos de cuanto sabemos por estos dos milenios: controversias, derrotas y victorias del cristianismo y leerle tal como es. Y haríamos bien de emplear nuestro espíritu crítico con su saber y con su escepticismo.