19 abril, 2013

Lo prometido es deuda

Dificil – por otra parte no tengo tiempo de hacerlo - elegir entre tanta lectura espléndida, para mi enardecedora, pero aquí van unas líneas de la “Historia de Jesucristo” de Bruckberger, que desde el domingo de la Resurrección he vuelto a coger. “Cuando Bernanos habla de un mundo “organizado para la desesperanza”, se refiere a un mundo que no deje lugar a una sola esperanza de acuerdo con las dimensiones del hombre y su profunda nostalgia. Sí, de eso se trata es posible que la expansión económica ( escribe en 1964) , el lujo los altos salarios, las comodidades de la vida corriente, los seguros sociales o como sean, la misma voluptuosidad el periódico , la televisión, es posible, que todo eso no baste para saciar una sed espiritual que, de un día a otro puede hacerse más atroz que la sed del viajero extraviado en el desierto y que agoniza junto a su último bidón seco. Por eso he escrito este libro, tomando mi turno de guardia como el último de los soladados en torno a ese testimonio salvador de la resurrección de Cristo de entre los muertos. He pensado que los que - conscientemente o no- buscan más allá del mundo una fuente de pureza y reconciliación, que nuestra civilización moderna ha demostrado con evidencia que no puede dar, están en el buen camino, “caliente” como suele decirse. Pues bien,¡que se calienten hasta consumirse¡ Llegará un momento en que el hombre tome conciencia de su verdadera estatura y que busque más allá, siempre más allá. La hora de la verdad llega siempre. Es la hora en que sentimos que no somos de este mundo, que no pertenecemos verdaderamente a este mundo. Esa hora le llega a todo hombre con la muerte. Para algunos llega mucho antes. Algunos piensan que cuanto antes mejor.” Estoy decidida a escribir aquí – o copiar – con más frecuencia.