Tela
Cuando la tía Amparo iba a hacer una crítica velada a mi modo de vestir, mientras sonreía, empezaba así : “Decía el Padre Casas:“¡Siempre andáis escasas de tela¡” Por aquel entonces yo tendría alrededor de los veinte y ella debía andar cerca de los setenta. En mis vestidos de verano - sin manga y nunca con escote - la tela terminaba justo a ras del hombro y justo a mitad de rodilla. Pero a ella no le parecía suficiente. La pobre tía Amparo murió a los ochenta y tres años, de repente, soltera, piadosa y casta. Murió después de haber hecho - en su sillón de siempre - kilómetros y kilómetros de encaje de bolillos, el día de los Santos Inocentes. Cuando supe la festividad del día, pensé que en el cielo tienen sentido del humor.
Gracias a Dios, uno acaba sus días antes de que ya no comprenda absolutamente nada del mundo en que vive. De ahí el: “¡Si su padre levantara la cabeza¡”…Hoy, el Padre Casas hubiera muerto de infarto. Aceptando que cada cual es libre de vestir como quiera, también a mi me asiste la libertad de decir que tanta “carnicería” como vemos, apenas empieza el calor, las más de las veces resulta desagradable. El envejecimiento de la ploblación – que voces sensatas auguraban en los setenta – es un hecho. Por lo cual no hace falta ser un esteta para desear que no se exiba ni la “la carne trémula”, que se cubra. Al menos, ya que la tela no envejece, podíamos aprovechar esa oportunidad, digo yo.
1 Comentarios:
Rosa,
Hoy predomina el exhibicionismo como medio de reivindicación individual: bien sea porque el cuerpo resultó agraciado el día del sorteo de guapuras, bien sea porque el boleto no iba premiado pero perdido todo sentido del ridículo, tratariase reafirmarse "per sé". ¿ Se ha dado vd. cuenta como hoy día, especialmente algunas mujeres sobrepasados los cincuenta, se tintan de colores chillones: rojizos, rubios... no pegan ni con cola: pero eah ! a lucir fashion peluqui que se note que una también es "modelna".
Saludos
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